13 de desembre 2007

Guinovart, referente del arte de vanguardia, fallece a los 80 años.

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Lleida - F. Guillaumet / Agencias  2007-12-13

Josep Guinovart, uno de los más destacados pintores españoles de posguerra y vinculado familiar y artísticamente a Agramunt, falleció ayer en Barcelona a los 80 años, tras no haber superado el infarto que había padecido recientemente y que le mantenía hospitalizado.



Su última aparición pública se produjo el pasado día 3 de diciembre en el Museu d’Història de Catalunya, donde inauguró una exposición de sus carteles de compromiso social y político. Pese a su estado de salud, Guinovart trabajó hasta el último momento, según destacó su galerista, Antonio Manchón, que reveló que Guinovart tenía pensado inaugurar una exposición el próximo 10 de enero.
Nacido en Barcelona el 20 de marzo de 1927, Guinovart ingresó en la Escuela de Maestros Pintores en 1941 y se inició en el trabajo como pintor de paredes. En 1952 consiguió una beca para estudiar en París, una ciudad por aquel entonces aún foro de atracción de artistas españoles de la posguerra como Tàpies, Chillida o Palazuelo, un hecho que marcó definitivamente a Guinovart, que desde entonces se dedicó completamente a la pintura. En 1955 Guinovart fundó el grupo Taüll con Aleu, el también recientemente fallecido Modest Cuixart y Antoni Tàpies, entre otros. En 1980 presentó tres exposiciones simultáneas en Madrid, y al año siguiente consiguió el Premio Ciudad de Barcelona. Con los años ochenta llegaron los reconocimientos internacionales después de que en 1982 presentara en Nueva York un mural de 36 metros y en 1983 recibiera el Premio Nacional de Artes Plásticas. En octubre de 1994 fundó en Agramunt, donde había pasado la Guerra Civil y los primeros años de la posguerra, un museo que lleva su nombre, Espai Guinovart, donde se exhibe de forma permanente su obra. La última gran exposición antológica sobre la obra de Guinovart se realizó 2002 en la Pedrera de Barcelona.
Las reacciones ante la muerte de Guinovart no se hicieron esperar. El ministro de Cultura, César Antonio Molina, dijo que España pierde “uno de los grandes del arte español de la segunda mitad del siglo XX” y aseguró que se trata de “una pérdida muy importante para el mundo de la cultura. El conseller de Cultura, Josep Manuel Tresserras, se mostró “triste y dolido” por la triste noticia y remarcó que el día de la inauguración de su última exposición en el Museu d’Història lo encontró “firme y animado”.
El crítico de arte, Josep Miquel Garcia, destacó que Guinovart fue protagonista de todas las actividades de la vanguardia catalana después de la Guerra, participando activamente en iniciativas como Dau al 7. Garcia destacó que su obra siempre tuvo un fuerte compromiso social ligando “ética y estética” y recordó que su obra tuvo una fuerte vinculación a Ponent y, en especial, con Agramunt.
Lleida también reconoció la labor de Guinovart con la Medalla Morera en 2003. En la ciudad, pues, se pudo ver la antológica Raó de Rostoll y Memòria del blau, mientras que el autor llevó a Fraga una contundente respuesta artística a la Guerra de Irak. Al conocer la noticia, la parlamentaria de CiU, Carme Vidal, calificó a Guinovart de referente del arte actual y de “hombre comprometido, que vivía el arte las 24 horas”. El compromiso social del autor fue también el aspecto que destacó el coordinador de EUiA, Jordi Miralles.

Agramunt decreta luto oficial por la muerte de su hijo adoptivo

Las banderas ondeaban ayer a media asta en el Ayuntamiento de Agramunt. Y es que el consistorio de la Ribera del Sió decretará en pleno dos días de luto oficial por la muerte de su hijo adoptivo.
Josep Guinovart, originario de la población de l’Urgell, estaba muy vinculado a Agramunt, donde en el año 1994 creó el Espai Guinovart, una fundación dedicada a la creación artística.

Guinovart recibe el último adiós en una ceremonia íntima.

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Barcelona / Agramunt - ACN / J. Bertran  2007-12-14

La familia de Guinovart dio ayer su último adiós al pintor en una ceremonia laica en el Tanatori de Sant Gervasi a la que asistieron, entre otras autoridades, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu. Durante la jornada fueron muchas las personas del mundo cultural y político que pasaron por la capilla ardiente del artista, que se convirtió en un referente de la pintura de la posguerra junto a artistas de la talla de Tàpies y Ràfols Casamada.

El presidente de la Diputación, Jaume Gilabert, fue una de las personas que ayer pasaron por el tanatorio de Sant Gervasi. Gilabert lamentó la pérdida de Guinovart, del que dijo que fue “muy generoso” con las comarcas de Lleida con la creación del Espai Guinovart, por lo que aseguró que las instituciones leridanas están en deuda con el autor. Asimismo Gilabert coincidió con el gerente del Espai Guinovart, Carles Maria Sanuy, que “ahora es el momento de buscar complicidades para que el Espai Guinovart haga el salto como museo de arte contemporáneo”.
Por la tarde, el Ayuntamiento de Agramunt celebró un pleno extraordinario, un acto en el que trascendió que la familia y el consistorio organizarán un acto cívico en Agramunt en memoria del artista. Las tres fuerzas políticas representadas en el consistorio, CiU, ERC y PSC, aprobaron una moción conjunta de reconocimiento hacia la figura y la obra de Guinovart, especialmente a la trayectoria humana y a la estrecha vinculación que mantuvo con la población. Antes de la presentación de la moción, los portavoces de los tres grupos intervinieron para expresar la condolencia por la desaparición del artista con el que mantuvieron una estrecha relación por motivo de su cargo. Tanto el alcalde, Amadeu Padullés (CiU); como el anterior primer edil, Ramon Muixí (ERC) y el ex concejal de Cultura socialista, Ernest Caufapé, coincidieron en señalar la calidad humana de Guinovart, su aprecio a Agramunt y la necesidad de continuar ayudando en la proyección de su obra y es que el legado artístico del Espai Guinovart es muy importante cuantitativa y cualitativamente.

El Espai, su legado más íntimo.

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Agramunt - Josep Bertran  2007-12-13

“Mis ochenta años los llevo bien, con prisas para trabajar en todos mis proyectos. Antes no tenía ninguna, las cosas podían esperarse a mañana o pasado. Ahora ya no”. Así se expresaba Josep Guinovart en el reportaje publicado por LA MAÑANA con motivo de su aniversario.



Su última etapa la ha vivido trabajando intensamente en la creación artística y en el montaje de sus exposiciones. El pasado día 3 una delegación de agramunteses, con el alcalde al frente, se desplazó hasta Barcelona para acompañarle, como era habitual en estos casos, en la inauguración de su última exposición, en este caso una sobre sus carteles en el Museu d’Història de Catalunya. Hoy mismo otra delegación oficial de la capital del Sió volverá a trasladarse hasta la capital catalana. En esta ocasión para despedir a su hijo adoptivo. Por la tarde se celebrará un pleno extraordinario para honrar su memoria. Desde ayer, poco después de conocerse su muerte, la senyera con crespón negro anunciaba a los vecinos de Agramunt la sensible pérdida de su convilatà más universal.
Con motivo de su 75 aniversario, el Ayuntamiento organizó una serie de actividades conmemorativas agrupadas en el Any Guinovart. El acto más significativo fue el nombramiento de Fill Adoptiu d’Agramunt en el transcurso de un sesión solemne celebrada el 29 de agosto del 2002.
Fue el momento álgido de la relación entre el artista y la capital del Sió. Una relación que perdurará más allá de su muerte, puesto que en ella queda una parte de su legado artístico.
Durante los primeros y últimos años de su vida Josep Guinovart i Bertran estuvo estrechamente vinculado con Agramunt. Durante su infancia y adolescencia por sus lazos familiares –su madre era originaria de la localidad– y en la madurez, a partir de la creación del Espai, inaugurado el mes de julio de 1994 por el President de la Generalitat, Jordi Pujol.
Durante la Guerra Civil, el pequeño Josep vivió en una masía del Bosc del Siscar junto sus abuelos maternos huyendo de los bombardeos que asolaban Barcelona. Las vivencias de un niño barcelonés de 10 y 11 años en comunión con la naturaleza le marcó para siempre y su obra artística está estrechamente vinculada a aquella época que el artista plasmó, muchos años más tarde, en el Espai agramuntés.
“Las noches de verano dormíamos en la era cerca de los animales, del estiércol, de la paja y del barro; de los conejos, las gallinas y los polluelos; con los pies descalzos caminaba por el rastrojo, con la técnica rasante para no lastimarme”, escribió recordando aquellos años.
Un rastrojo que ha estado siempre presente en su obra, como el que vemos en el Espai. Un rastrojo quemado por los bombardeos nazis que asolaron la población.
El niño de la guerra se hizo mayor. De pintor de paredes pasó a artista internacional y a finales de los años ochenta intensifica sus contactos con Agramunt. Gracias a la buena sintonía con el alcalde de la época, Josep Huguet, transformó el antiguo mercado municipal en el Espai que albergó sus creaciones más vinculadas con sus orígenes.
Su obra, preñada de identidad colectiva, arraigó en Agramunt y sus vecinos lo acogieron como a uno más. Desde entonces no tuvo un no para cualquiera de las numerosas peticiones de todo tipo que se le hacían. Fue nombrado Torronaire d’Honor, ilustró muchas publicaciones locales y fue amigo de todos, especialmente de los niños “que aún no tienen el espíritu contaminado”.

Fins una altra, Guino.